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Sambucus nigra
Elaborado por Ricardo G. Llombera
Otros nombres: Saúco

Familia: Caprifoliaceae.

Etimología: Sambucus, al parecer proviene del griego “sambuce” con significado de flauta, pues es común fabricar estos instrumentos con sus tallos huecos. Nigra, significa negro, con seguridad aludiendo al color de sus frutos maduros.

Distribución: Originario de Europa, se extiende silvestre por casi todo el continente, especialmente por el centro y el sur. También por Asia y norte de África. En la península es especialmente frecuente en la zona septentrional, sobre todo en la cornisa cantábrica y la meseta norte.

Hábitat: Soporta condiciones ambientales variables, tanto suelo húmedo como seco, pero es más propio de lugares frescos y húmedos, siendo habitual encontrarlos cerca de corrientes de agua o en zonas de bosques húmedos y al abeséo, ocupando los bordes y claros de robledales y faedos. En nuestra zona se encuentran fácilmente buenos ejemplares en los bordes del Mayaón del faedo d’Orzonaga, en la zona de Entreserrones y en la parte alta de la Fuei grande.

Descripción: Es un pequeño árbol caducífolio de 4-6 m (raramente 9) de altura, con la copa densa y muy ramificado.

Tronco: El tronco es curvo y retorcido, inclinado por lo general, con corteza grisácea y rugosa que con el tiempo adquiere apariencia de corcho (suberosa). El tronco y las ramas tienen una característica médula blanca.

Ramas: Las ramas son abundantes, largas y delgadas, con la corteza en las jóvenes tierna y verde, que se endurece con el tiempo y toma un color grisáceo o pardo amarillento a la vez que se agrieta longitudinalmente, dando apariencia corchosa. Tienen una medula blanca muy desarrollada.

Yemas: Sus yemas son ovales, agudas y tienen 2-4 escamas dispuestas de forma opuesta.

Hojas: Las hojas de color verde oscuro son grandes, caducas, imparipinnadas (con el último folíolo en el extremo, por lo que su número será impar), formadas por 5 o 7 (raramente 9) folíolos ovado-lanceolados, cada uno de 5-12 cm de largo por 3-5 cm de ancho, de ápíce agudo y margen serrado, con el haz glabro y algo peloso el envés.

Floración: Florece de abril a junio y fructifica durante agosto y septiembre. En nuestra comarca montañosa, suele florecer a principios del verano si las condiciones atmosféricas no han sido favorables.

Flores: Las flores se reúnen en corimbos densos y planos de 10-25 cm de diámetro, que aparecen después de las hojas, y que al madurar se van haciendo colgantes; son de color blanco cremoso, de 5-6 mm de diámetro; el cáliz es pequeño, tubular, de 2 mm de diámetro y tiene en su extremo 5 pequeños dientes; la corola, de 6 mm de diámetro, tiene los 5 pétalos soldados en la base, blancos y abiertos en forma de estrella y 5 estambres con anteras amarillas y oblongas. El gíneceo tiene un ovario con 3-5 lóculos y un estilo corto que acaba en 3 estígmas. Las flores despiden un agradable olor dulzón harinoso.


Frutos y semillas: El fruto es una baya globosa de 3-5 mm de diámetro, con 3-5 semillas oblongas y comprimidas, que se agrupan en racimos colgantes, al principio verde-rojizos que se tornan de color negro cuando están maduros. Las ramitas que sustentan los frutos son rojizas cuando éstos maduran. Las semillas se dispersan por medio de los pájaros, ya que atraviesan el tubo digestivo sin perder el poder de germinación.

Característico: Las flores despiden un olor dulzón o harinoso más o menos agradable, y tanto el tronco como las ramas tienen una amplia y característica médula blanca.

Especies parecidas: No confundir con su pariente, el saúco menor, (Sambucus ebulus) cuyos frutos son tóxicos. Para diferenciarlos se ha de tener en cuenta que el S. ebulus no suele sobrepasar los 2 m de altura, normalmente de 60-200 cm. Además, puede tener entre 5-13 folíolos, por lo que si las ramas tienen 9 o más, se deberá estar atentos. Resulta definitivo sin entrar más a fondo, el que sus flores blancas o de color rosado, tienen un olor nauseabundo.

Recolección: Con fines medicinales se recolectan principalmente los frutos, aunque en las hojas y especialmente en las flores también podemos encontrar interesantes principios activos. Los frutos se deben recoger bien maduros. Se corta toda la panícula y se pone a secar sobre cañizos en una corriente de aire o, mejor aún, en secadero a 45º C. Una forma de comprobar que el secado se ha realizado correctamente es observar los frutos: Éstos deben preservar su color rojo y sabor acidulado. Se almacenan en seco en recipientes cerrados. Las flores de saúco han de secarse a la sombra y en lugar ventilado y, ya secas, deberán conservar el color blanco. En cuanto a las hojas, se cortan de los brotes del año.

Propiedades medicinales: La flor contiene pequeñas cantidades de una esencia de consistencia mantecosa, taninos, flavonoides (de acción antioxidante y antiinflamatoria), pectina (fibra soluble), mucílago y rutina. Todos estos principios activos favorecen la sudoración, facilitan la expulsión de la mucosidad y contribuyen a reducir la inflamación de las vías respiratorias, por lo que su empleo es muy útil en afecciones respiratorias como los resfriados, la bronquitis, la gripe, las alergias respiratorias. También es rica en sales potásicas.

En las hojas se encuentra un glucósido que libera ácido cianhídrico, muy a tener en cuenta por los posibles efectos tóxicos que pueden aparecer si se administra en gran concentración.

Los frutos contienen gran cantidad de agua, aceite de saúco, azúcares, proteínas, taninos, y tienen propiedades laxo-purgantes, siempre en función de la dosis. Hay que tener cuidado de no sobrepasar las dosis indicadas, ya que en dosis elevadas pueden convertirse en drásticos purgantes.

El saúco es uno de los mejores sudoríficos (estimula la transpiración) y depurativos (purifica la sangre contribuyendo a eliminar los desechos). Además también presenta propiedades diuréticas (colabora en el proceso de

depuración de la sangre al eliminar las toxinas) y antiinflamatorias (reduce las inflamaciones).

Precaución: No confundir con su pariente, el tóxico saúco menor, cuyos frutos son tóxicos.

Usos:
En forma de compresa se emplea para tratar afecciones de la piel, como eccemas y otras dermatosis y para las quemaduras leves.
En la comarca, un uso muy común para tratar la conjuntivitis, además de emplear compresas, era realizar lavados de ojos con la infusión de las flores frescas, a las que previamente se limpiaba con abundante agua.

Infusión (flores): A razón de 5 gr. por taza. Se prepara una infusión normal que, una vez templada, puede beberse a voluntad. Se emplea sobre todo en afecciones respiratorias y como laxante suave.

Infusión (hojas): Al 1%, esta infusión se comporta como excelente sudorífico. Aunque las preparaciones caseras  no  son  difíciles  de  hacer,  en  el  mercado farmacéutico se encuentra disponible este arbusto en multitud de formas farmacéuticas, tanto en presentaciones simples como compuestas.

Licor de saúco: 1,5 kg. de bayas de saúco, ¾ de litro de orujo, 750 gr de azúcar y 1 barrita de canela en rama
Se echan las bayas en una botella de cuello ancho y se cubren con el orujo, se tapa y se deja reposar 6 semanas. Se cuela y se prensan los frutos para obtener todo el jugo, al cual se le añade, en una cacerola, el azúcar y la canela. Se hierve a fuego lento durante 15 minutos. Se llenan las botellas y se deja reposar unas semanas antes de tomarlo.

Aplicaciones culinarias: Las flores se pueden consumir, en ramilletes, cocidas o rebozadas. Las bayas, bien machacadas y coladas, para evitar las semillas, se pueden mezclar con otras frutas en mermeladas y compotas. Se emplean para elaborar aguardientes.

Curiosidades: Árbol sagrado y muy respetado por distintas creencias, se dice que las ramas con flores cortadas la noche de San Juan tienen propiedades mágicas. Aún persisten ciertas supersticiones que señalan que nunca se debe talar este árbol pues tal acto atrae la mala suerte al considerar que sirve de morada a los espíritus, los mismos que se ofenderían con funestas consecuencias si se utilizase su madera para hacer fuego.

En algunas zonas de Asturias se le denomina Beneito o con diversos derivados de la palabra bendito, debido a sus virtudes curativas y a la creencia de que proveía de efectos mágicos el cortar sus ramas y realizar diversos ritos a su vera en la noche de San Juan. Así, en muchas zonas (no sólo de

Asturias) se cortaban sus ramas en esa noche para utilizarlas en ritos de curación, con las que se hacían cruces sobre la persona enferma para curar toda clase de males del cuerpo y del espíritu.

Las hojas quemadas se han empleado como insecticida y la infusión de las hojas se empleó como repelente de mosquitos y, rociada sobre las plantas, para protegerlas de pulgones y orugas.
El follaje, intensamente oloroso, se usaba en el pasado como repelente de moscas y mosquitos, atándolo al caballo mientras se cabalgaba.
La madera de saúco es frágil y ligera, no es un buen combustible, pero se utiliza para tornillería.

Los romanos tenían un instrumento musical parecido al arpa al que llamaban “sambuca”.
Al lugar donde crecen grupos de saúcos se les denomina sabugal o sabuguero.
Para su porte, es un árbol relativamente longevo, llegando a los 100 años.

 
 
 
 
 
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