El carbonífero
de la provincia de León está constituido por
una serie de cuencas geológicamente independientes,
que se distribuyen al sur de la Cordillera Cantábrica
en una franja longitudinal discontinua que va desde Fabero
, al Oeste, hasta Valderueda, al Este.
Las cuencas hulleras son las de Villablino, Ciñera-Matallana,
Sabero, Valderueda y la Magdalena. Las explotaciones de antracita
son las de Fabero-Sil y el Bierzo y en menor grado la de Valderrueda,
algunas capas en las cuencas hulleras como las del grupo “Lumaco”
en Villablino o la mina “Competidora” en Llombera,
y algunos manchones aislados en Rodiezmo o Boca de Huerga.
La cuenca
Ciñera -Matallana esta formada por terrenos del Estefaliense
B, tiene una extensión aproximada de 55 Km2
y reserva carbonífera que la convierte en la tercera
minera de la comunidad de Castilla- León.
Se reconocen
todavía siete formaciones distintas que según
la antigüedad de su origen se denominan:
-Formación
San Francisco: se distingue por la pequeña
extensión de sus tramos productivos y por la variedad
de sus capas. El corte empieza en el valle de la mina “San
Pedro” y continúa hasta más allá
de la capa “San Francisco”.
-Formación Pastora: se
designó como tal un corte estratigráfico medido
en la zona de Santa Lucía, a unos 600 m. al este
del pozo denominado “Balanza”. Es la formación
de la que se obtiene la mayor producción.
-Formación Cascajo: fue
principalmente lacustre.
-Formación Roguera: se
explotó una única capa de 85 m. en Ciñera.
-Formación San José:
caracterizada por su regularidad y abundante flora. Está
en la zona suroeste, desde Orzonaga, pasando por la mina
“S. José” y “La Gamonera”,
hasta la mina “La Cochita”, en el flanco sur
del sinclinal de Llombera.
-Formación Bienvenida:
en el valle al noroeste de Orzonaga.
-Formación Matallana: en
el valle de Picalín, en el flanco norte del sinclinal
de Matallana.
A todo
lo anterior se ha de sumar la explotación a Cielo
Abierto con la que se logra una
producción mayor y se reducen los gastos económicos,
tanto en material, como en mano de obra.
Pero este tipo de explotaciones conlleva diversas alteraciones:
- En primer lugar, pérdida de la calidad del
paisaje. La creación del hueco y las escombreras
introducen formas geométricas artificiales, ajenas
y discordantes con las del entorno.
- En segundo lugar los acuíferos y los cursos
de agua próximos pueden resultar afectados,
siendo contaminados y modificandose su red de drenaje superficial.
- En tercer lugar pone en peligro la fauna y flora
del lugar. Además, el arrastre de las partículas
por el agua perjudica a la agricultura, al erosionar
y esterilizar las superficies de cultivo.
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