La
gastronomía expresa la tradición de un pueblo
en la mesa. Las costumbres alimenticias de sus habitantes
perduran durante siglos.
La Montaña leonesa tiene su principal fuente de alimentación
en la ganadería que
pasta en los verdes prados, montes y valles. Así
como los animales de corral como gallinas, conejos, cerdos,
patos, pavos...
Los embutidos mantienen las mismas fases de elaboración
artesanal que hace años y no faltan en las despensas
para asegurar los alimentos durante la época invernal.
En cuanto a la agricultura, destacan los cultivos de patata,
lenteja, garbanzos y habas, y productos de huerta como:
lechuga, pimiento, zanahoria, berzas, nabos, tomates. Aunque
hoy en día ya casi no se hace.
Manzanas, peras, ciruelas, nueces, moras, arándanos,
frambuesa, avellanas, son otros productos empleados en la
cocina montañesa.
El pan, es un producto básico de la alimentación
que antaño se elaboraba en todos los hogares.
La leche es también otro alimento muy empleado.
Son también muy importantes los dulces tradicionales
que se realizaban para conmemorar grandes fiestas y celebraciones.
Todos los platos tienen un alto valor nutritivo que permiten
hacer frente a las duras tareas del día y el frío
intenso de la zona en los largos meses de invierno.